01 Sep Adrià Maceira, CEO Renalyse: “El CIMTI te ayuda a anticipar donde encontrarás los problemas»
Adrià Maceira: «Generamos soluciones que, mediante el análisis de biomarcadores, alertan de un riesgo para la salud».
Renalyse nace como concepto en la empresa CreatSens Health S.L, una spin-off de la Universitat Rovira i Virgili (URV) en Tarragona, fundada el septiembre de 2017. La start-up trabaja para la mejora del tratamiento de las enfermedades renales crónicas. Con el suministro de herramientas de diagnóstico, ayuda al sistema de salud a gestionar mejor la información generada en los centros de atención primaria, consultas médicas o de enfermería. A su vez, busca empoderar a los pacientes en la cura de su patología.
Hablamos con su CEO, Adrià Maceira.
¿Cómo surge la idea del proyecto Renalyse?
De eso hace ya seis años. Yo ya hacía investigación y el principal problema era que todo quedaba siempre en un informe de investigación, llamado de forma común «paper». La ciencia está lejos del mercado y, por lo tanto, es difícil hacerla realidad, al menos a corto plazo. Y esa era mi verdadera inquietud: buscar una tecnología que pudiera llevar al mercado y que, además, tuviera sentido. El proyecto no salió de una necesidad, sino a la inversa: teníamos una tecnología mejor que la actual y queríamos buscar dónde tendría realmente sentido utilizarla. Después de diferentes intentos, llamados pivotar en el mundo startup, llegamos a un dispositivo para medir creatinina/potasio/hemoglobina/litio en una simple gota de sangre. Esto tiene mucho sentido para pacientes renales y con trastorno bipolar, y así es como nos ponemos a desarrollar un plan de negocio.
¿Por qué cada vez más se está pensando en soluciones que empoderen al paciente y al mismo tiempo liberen presión sobre el servicio asistencial?
La pandemia ha ayudado muchísimo. Pero esto viene de antes con la llegada de la fácil y masiva utilización de las nuevas tecnologías. Hace un tiempo, trabajaba para otra empresa para China, donde la cantidad de gente hace imposible que los sanitarios puedan atenderlos a todos personalmente. Allí no es una opción, es una necesidad imperiosa resolver ese sistema de tele-asistencia. Europa vio que aquí podía haber parte de la solución y se ha puesto a trabajar seriamente.
Cuando te diriges a los sanitarios, ¿qué recepción tienes?
Muy buena. No te diría lo mismo hace seis años, pero ahora es muy buena. Ganan tiempo y tranquilidad y pueden dedicar ese tiempo a aspectos más complejos que sí requieren la presencialidad. Y, dentro de las disciplinas de salud, las enfermeras son las primeras que están dispuestas a probar la solución; hace seis años y ahora.
Y, con los pacientes, ¿qué reacción tienen?
Totalmente a favor. La gente quiere disponer de la herramienta ya. No hace mucho, recibí un e-mail de un americano que me dijo que había muerto durante cinco minutos por culpa del potasio que le provocó que su corazón se detuviera. Le pudieron reanimar, pero ahora vive con la angustia de no saber si esto le volverá a suceder de forma repentina. Pero me decía que, si tuviera nuestro dispositivo, estaría tranquilo porque podría controlar la situación.
“Viviría mucho más tranquilo y sólo iría al hospital cuando, aparte de tener la pierna hinchada, el dispositivo me diera valores preocupantes y, por tanto, supiera que debería ir al hospital”.
Tuve que decirle que me sabía mal, pero que todavía nos faltaban algunos desarrollos y certificaciones para poder vender el producto de forma segura… Esto te hace sentir impotente de no poder ayudar, pero te motiva a hacer lo posible para llegar a complir ese objetivo. Hay muchísima gente interesada. En definitiva, es tranquilidad lo que les ofrecemos. Y todos dicen “ojalá lo pudiera tener”, pero todavía no estamos en el mercado.
«Disponer de una buena estrategia de protección intelectual del proyecto permite contarlo con tranquilidad y esto abre puertas.» Adrià Maceira
Adrià Maceira, ¿en qué fase estáis?
Estamos comenzando el proceso de certificación en paralelo con los ensayos clínicos y la parte regulatoria. Estamos hablando de año y medio -siendo optimistas- para llegar al mercado. Nosotros desarrollamos a la vez ciencia y producto. Y la ciencia va mucho más lenta. Además, hay que optimizarla para que sea competitiva y, por tanto, salga a cuenta producirla.
¿Y una vez certificados?
Es necesario comercializar. Otro escollo. Hay que contar con el capital para disponer de un equipo humano que pueda realizar esta tarea, marketing, distribución… Y eso no es nada fácil; nada. Se lleva más de un 70% del dinero que vas a utilizar para el proyecto. Hay que ir a conferencias en todo el mundo a enseñar el producto a médicos, pacientes, enfermeras, etc. Y, al final, la decisión: ¿Qué haces? Intentas levantar 20-30 millones, produces y montas un equipo comercial directamente con lo que esto significa; o vas de la mano de una farmacéutica donde todo es más rápido, aunque sigue siendo largo y puede provocar igualmente que llegues al mercado. Dicho esto, si pasas la barrera de la certificación, tienes una fuerza para salir a comercializar muy potente.
Y cuando llega el momento de fabricar…
Ahora fabricamos a mano y todo sale bien. El reto es que las grandes producciones también salgan igual o mejor. Otro reto, apasionante, pero reto. Comenta Adrià Maceira
… en un mercado inmenso. Con una cantidad de población enorme susceptible de utilizar sus dispositivos y, por tanto, habrá que producirlos de forma masiva.
Exacto. Los sensores son relativamente sencillos de producir, pero el dispositivo, el ensamblaje de todo ello y que dé los resultados que toca es lo que cuesta. Es necesario que todas las piezas, también las físicas (las carcasas), se comporten debidamente y alcancen el resultado óptimo.
Y, en todo esto, ¿piensas seis años atrás cuando aparece la idea? ¿En el proceso y en el que todo debe encajar a la perfección para llegar a la gente?
Empiezas pensando en la solución. En ciencia. Te han contado alguna de las cosas que te encontrarás, pero sigues adelante… Seguro que cuando nosotros lleguemos a la comercialización miraremos atrás, pero hasta que no te encuentras… Al principio, piensas si tu proyecto tiene sentido; no en su diseño final o en la producción a gran escala.
Y, en todo el proceso, ¿en qué te ha ayudado el CIMTI?
Sobre todo en toda parte de regulatoria. El CIMTI nos apoyó desde las primeras fases del proyecto. Nos asesoró en aspectos tan simples o tan complicados como «Adrià si ahora lo hace así regulatoriamente te será mucho más sencillo». Y eso que parece poco quizá sean tres millones de euros para no cambiar todo el proyecto. El CIMTI te acompaña y con sus colaboradores te van indicando “ve por aquí porque en el futuro irá mejor”. Te ayudan a focalizar dónde encontrarás los problemas porque la experiencia es un grado y, cuando no tienes, lo agradeces. Te señalan el camino adecuado.
¿Y cómo encuentras el CIMTI?
Me lo recomendaron porque seguía la metodología del Ciclo de Innovación en Salud adaptada a la del CIMIT de Boston. Tienen buenos partners, son fuertes en innovación y pensamos que era una buena idea dejarnos acompañar por ellos. Los problemas concretos que nosotros teníamos podían ser consultados con colaboradores del CIMTI y esto es mucho.
Adrià Maceira insiste en el valor de tener registrada tu idea, tu conocimiento:
“Me gustaría destacar el rol de las patentes y la propiedad intelectual. Los emprendedores tenemos la tendencia a explicar mucho y demasiado nuestros proyectos. De buena fe, abiertos y con el ánimo de sumar. Pero, en el sector salud, es necesario proteger lo que haces. Esta entrevista puede verla cualquiera y los agentes de patentes son fundamentales. Porque el valor de la propiedad intelectual es muy alto. Si tienes tus proyectos protegidos, te permite explicarlos tranquilamente y eso te abre muchas puertas para poder encontrar a aquellas personas a las que cuentas tu proyecto, se enamoran y te dan el empuje definitivo”.
También entra en la detección de los niveles de litio y la enfermedad mental…
Porque al final quien tiene trastorno bipolar normalmente tiene problemas renales debido al tratamiento de litio. Normalmente, unimos proyectos porque ya están mezclados de por sí. Quien sufre según lo que también es consecuencia de otra afectación y aquí es donde personalizamos las soluciones. Cada paciente podrá contar con un dispositivo adaptado a sus necesidades en función de su estado. Queremos ser una plataforma en la que haya diferentes biomarcadores en un solo dispositivo que, de una manera muy sencilla a través de una gota de sangre, puedas ir controlando desde casa.
Y ahora, Adrià Maceira, ¿cuál es el objetivo?
Salir a mercado para ayudar a las personas y ver que has conseguido hacer que los pacientes vivan de forma más tranquila o que el dispositivo ha podido evitar un mayor daño como podría ser un infarto. Porque, al final, nuestro objetivo es beneficiar a alguien. Dejar una pequeña impronta, sentirte lleno. Y si, además, en el camino puedes crear una empresa, tener empleados, generar empleo y hacer negocio con todo esto, es fantástico. Pero en el objetivo siempre existe un componente social que muchos emprendedores tenemos.
¿Pero los emprendedores sois suficientemente resilientes?
Uff… demasiado. La resiliencia y la “tontería” van muy unidas. Te das cabezazos a la pared muchas veces… pero al día siguiente vuelves. Un día lloras y, al siguiente, ríes. Hay que tener cuidado con los contagios al equipo tanto de lo positivo como de lo negativo. La resiliencia hace posible que te levantes de nuevo y si no eres resiliente, no llegas donde estamos ahora.
¿Cuándo te ves en el mercado?
Para mí, ¡mañana! Pero, si somos realistas, esto puede ocurrir a finales de 2022. La COVID lo ha retrasado todo seis meses…